«Una montaña rusa de emociones»: la falta de empatía con los afectados del volcán

ARTICULO DE OPINIÓN

ASOCIACIÓN TIERRA BONITA

El compositor tinerfeño Gustavo Díaz-Jerez ha convertido en música el ruido causado por la erupción del volcán de Cumbre Vieja. Esta pieza llamada “Tajogaite” se estrena dentro del marco del Festival de Música de Canarias (FIMC) en su 40 edición y será interpretada por la London Philharmonic Orchestra en Gran Canaria y Tenerife. Un estreno a nivel mundial, a lo grande.

El autor de esta obra comenta que para ello se ha basado en una grabación realizada muy cerca del cráter, en la que se oye el estruendo de los gases saliendo de la lava y que encontró en el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan).

El pianista Gustavo Díaz, entrevistado en la TVC.

Comenta que “conseguí una grabación del rugido del volcán, es una parte que he convertido en música, es la grabación original convertida en instrumentos musicales”. “Y ese ruido, ese rugido del volcán, esas bombas que caían, todo ese sonido lo transcribí al sonido de la orquesta”. Es como asomarse al cráter, pero desde una perspectiva musical.

En sus propias palabras también relata que su “idea es como que la gente esté al pie del volcán, de esos ríos de lava y de todos los gases… Una montaña rusa de emociones, paisajes de una belleza extraña”.

Pero el volcán de Cumbre Vieja de La Palma es una montaña que dista mucho de parecerse a una montaña rusa de emociones.

Quizás conviene recordar que durante los 85 días y 8 horas que duró la erupción volcánica mucha gente permaneció al pie del volcán, junto a esos ríos de lava con todos los gases mientras escuchaban el incesante y aterrador ruido del volcán.

Una montaña rusa de emociones que no pueden entender muchas de las personas damnificadas que escucharon el ruido del volcán y que tuvieron que improvisar el desalojo y salir con lo puesto para nunca más volver a sus hogares abandonando no solo todas sus pertenencias sino también a sus animales, sin ninguna otra posibilidad de escapar para salvar sus propias vidas, perdidos y sin rumbo, sin saber a dónde ir.

Esto sí que fue una auténtica montaña rusa de emociones.

I LOVE THE WORLD

También durante la erupción muchos vecinos miraban por la ventana o subían a las azoteas para divisar por dónde bajaban esos ríos de lava mientras respiraban todos esos gases y oían los rugidos del volcán. Sin poder dormir, observaban el camino que tomaban esos ríos de lava, para saber si al amanecer sus casas continuaban en pie o si se las había tragado la tierra para siempre.

Esto también fue una verdadera montaña rusa de emociones.

Y una vez acabada la erupción, se calló el volcán y por primera vez en mucho tiempo no hubo ruido. Silencio. Y empezó la reconstrucción, el reparto de las ayudas, las luchas por salir adelante y los problemas de difícil solución.

Y esto también está siendo una montaña rusa de emociones.

Vivienda semidestruida por la erupción. / I LOVE THE WORLD

Y esos paisajes de belleza extraña a los que se hace referencia… no hay belleza posible en las desgarradoras imágenes que muestran la pérdida, el desarraigo, el dolor y la incertidumbre.

De las noches en vela, sembradas de temblores escuchados.

Si, temblores escuchados. Esos infernales ruidos del volcán de Cumbre Vieja.

A esos ruidos del volcán se refiere esta frase que resume el sufrimiento de muchos habitantes de la isla de La Palma.

¿Y qué nos propone el creador de la obra? ¿Qué el público se deleite con el rugido del volcán? Sus declaraciones públicas solo nos invitan a contemplar el fenómeno geológico, sin ninguna alusión al sufrimiento humano y a la catástrofe que produjo el volcán.

Ese ruido que salía del mismísimo infierno, de las entrañas de la tierra que aún hoy en día produce un sin fin de pesadillas a los lugareños del Valle de Aridane, un ruido difícil de asimilar e imposible de olvidar. Un rugido estremecedor que escapaba desde el interior de la Tierra a más de mil grados centígrados sin ningún tipo de control.

La erupción tuvo carácter urbano. / I LOVE THE WORLD

El desafiante ruido del volcán, brusco, seco y sin brillo, falto de sintonía, ese es el ruido que aún resuena dentro de las cabezas de muchas de las personas a las que les tocó vivir aquella dramática situación. El recuerdo del ruido incesante que aún provoca angustia y dolor, tristeza y desesperación e impotencia y frustración a miles de personas afectadas por la devastadora acción del volcán.

Estas personas están muy lejos de sentir ninguna montaña rusa de emociones al escuchar la música del volcán Tajogaite interpretada por la Orquesta Filarmónica de Londres.

Para algunos habitantes de la zona volcánica resulta complicado entender cómo se puede dar un sentido artístico al dolor que sienten cada vez que recuerdan aquellos estremecedores ruidos, a ese dolor aún tan reciente que les dificulta aceptar la nueva realidad que les rodea y que les ha tocado vivir. Una realidad que implica la pérdida total de sus orígenes.

Porque hubo muchas personas que perdieron sus hogares, su trabajo, su iglesia, su pueblo y hasta casi su identidad.

Y porque debajo de la lava se quedaron miles de recuerdos, miles de proyectos y miles de ilusiones. No hay música para ellos.

Coches quemados en una industria en la zona de la erupción. / I LOVE THE WORLD

Es posible que una de las más importantes representaciones artísticas del dolor sea el Guernica de Picasso, pero a diferencia de esta obra musical, la pintura del Guernica rinde homenaje a las víctimas. Picasso supo inmortalizar como nadie el dolor y la barbarie causados por el bombardeo, visibilizando el sufrimiento de las víctimas.

No pintó la aviación alemana bombardeando al pueblo.

Salvando las obvias distancias entre ambos hechos, en esta composición musical parece suceder lo contrario, a juzgar por las explicaciones públicas del compositor sobre el significado de su obra, porque se le da protagonismo al volcán, como si se compusiera música con el ruido de las bombas invisibilizando a las víctimas indefensas.

Una manera de enmendar su error sería que este músico ofreciera disculpas públicas, porque sus explicaciones sobre la motivación de esta obra y cómo quiere que la entendamos son, cuanto menos, desafortunadas y ofensivas hacia la población damnificada.

Vista de la zona afectada por la erupción. / I LOVE THE WORLD

Los aplausos que resuenen tras el estreno de la obra “Tajogaite” en los auditorios de Gran Canaria y de Tenerife respectivamente, deberían ser para todos los palmeros que sufrieron, sufren y continuarán sufriendo hasta que puedan retomar y reconstruir sus vidas de la mejor manera posible. Por una sociedad más empática y sensible.

Como mínimo, este es un tema que invita a la reflexión. A la reflexión sobre la empatía hacía las personas damnificadas y hacia el respeto por sus sentimientos, por lo que vivieron, por lo que sufrieron y por el ruido infernal que escucharon durante 85 días y 8 horas.

La Palma no se olvida y a sus gentes tampoco, pero esta es una manera equivocada de tenerlos presentes.

La mejor melodía que puede ofrecer el volcán, si no se inspira o tiene en cuenta también el dolor humano causado, es el silencio.

Silencio. Fin de la obra

Pueden sacar ustedes sus propias conclusiones.

FOTO PRINCIPAL DE LA NOTICIA pvproductions en Freepik

banner libro

ACTUALIDAD

spot_img

Te puede interesar