Zohreh, afectada del volcán: 7 meses en un coche por amor a su perro y ahora sin recursos para afrontar el alquiler

Zohreh Safaei Kahran ya tiene corazón palmero pues, nacida en Irán y tras muchos años en Alemania, en La Palma halló la tranquilidad que deseaba, donde además quería “trabajar para vivir y no vivir para trabajar”. Pero la erupción volcánica le ha trastocado la vida: está en ERTE como trabajadora de un establecimiento de Puerto Naos a tiempo parcial y ahora se las ve y se las desea para afrontar el pago de una vivienda de alquiler en el otro lado de la isla, en Mazo.

La opción de ir un hotel, que le ofreció el Cabildo palmero como a otros afectados, la descartó desde un principio porque implicaba separarse de su perro Body, por lo que estuvo 7 meses viviendo en una furgoneta Berlingo. “No podía dejar a mi perro con nadie, vive conmigo, es una más de la familia”, relata a El VALLE mientras su can de raza Stanford retoza en el suelo y ella lo acaricia con ternura y una sonrisa.

Finalmente, pudo alquilar una vivienda en julio del pasado año en Mazo, un inmueble que en realidad estaba destinado a turistas, pero sus propietarios la conocen y se lo arrendaron. Pero para ella los precios del mercado inmobiliario en La Palma son muy elevados, ya que solo percibe 370 euros mensuales en su actual situación de ERTE. «Yo puedo vivir con muy poco, pues un ser humano no necesita tanto para vivir si se lo propone, pero todo tiene un límite y no me llega el dinero para el alquiler», se lamenta.

El Gobierno canario le concedió una subvención de 220 euros por mes, porque cuando solicitó la ayuda le preguntaron cuándo pagaba por la rente y dio como cifra de referencia los 380 euros que desembolsaba en Puerto Naos, pues pensaba que podría conseguir alguna vivienda por similar precio en otra zona. Pero fue imposible y no encontró nada por menos de 600 euros, y en algunos casos los arrendadores no quieren perros.

El pasado año presentó una reclamación para que se le aumente la subvención, trámite que formalizó en la oficina de atención a los afectados ubicada en la Casa Massieu; pero a día de hoy, finales de enero, no ha recibido respuesta.

Insuficiente y lenta subvención al alquiler

Para poder cumplir con los pagos ha tenido que recurrir a los servicios sociales municipales de Los Llanos de Aridane, a Cáritas y a Cruz Roja. La última vez que recibió el abono de la subvención fue en septiembre, y el ingreso lo hace el Instituto Canario de la Vivienda de una sola vez, 880 euros, por lo que se trata de un periodo cuatrimestral, con lo cual tiene que esperar más de 4 meses para poder recibir esta ayuda.

Esta forma de pago de la ayuda del Gobierno canario agrava sus dificultades económicas en el día a día, y, de hecho, es motivo de crítica por parte de asociaciones de personas damnificadas, y la ONG Tierra Bonita está elaborando una encuesta para conocer el alcance de este problema y remitir un escrito al Instituto Canario de la Vivienda para que el pago sea mensual.

Pero Zohreh va más allá de esa opción y considera que debería ser el propio Gobierno canario el que ingresara, mensualmente, esa cantidad directamente a la persona arrendadora de la vivienda.

Aprender de la catástrofe: mascotas con sus familias y agilidad en las ayudas

De su difícil experiencia en esta catástrofe cree que se debe sacar enseñanzas como la necesidad de que a las personas damnificadas no se las separe de sus mascotas, por razones que no cree ya necesario detallar, pues además ya legalmente son seres sintientes y no cosas; así como una mayor adecuación de la respuesta oficial a las necesidades de la población afectada, como en el abono de ayudas en el tiempo y la forma que realmente alivie el sufrimiento por esta catástrofe.

También es de la idea de que no es justo que sobre las ONG humanitarias, aunque hacen una excelente labor, se cargue la responsabilidad de dar un auxilio económico a quienes en realidad deben recibir la ayuda económica de las Administraciones publicas.

«El volcán me ha cambiado la vida y hay gente a la que no le ha cambiado su mente porque no tiene empatía», confiesa esta palmera de acento extranjero que ama ya tanto La Palma como si esta hubiera sido la tierra en la que nació. En cierta forma, aquí renació, y en la que ahora le toca volver a empezar.

 

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