Un día después de que EL VALLE publicara que varias familias afectadas por la erupción volcánica con ancianas dependientes se encontraron con la sorpresa de que recibieron en Los Llanos de Aridane unas casas contenedor provisionales que no estaban adaptadas a sus dificultades de movilidad, el Gobierno canario ha contactado con las personas afectadas para ofrecerles una solución.
En el caso de una mujer de 89 años que se mueve en silla de ruedas, a su familia le ha ofrecido el Instituto Canario de Vivienda bien realizar las reformas necesarias para que pueda tener el interior de su vivienda contenedor accesible, o bien ocupar una casa de madera de las habilitadas para damnificados del volcán.
En el otro caso, sobrecogedor, de una anciana de 93 años encamada, que tras perder su casa por la erupción, vivía en un local comercial y recibió una vivienda contenedor, también a la familia se le ha comunicado que ya tiene asignada una residencia sociosanitaria, que, según precisa una nuera suya, es del Cabildo palmero.
Ambas familias habían asegurado a este diario solidario que desde el principio de este proceso comunicaron que necesitaban viviendas adaptadas a personas con movilidad reducida, por lo que no salían de su asombro al ver cómo el Instituto Canario de Vivienda les daba el pasado lunes las llaves de unas casas contenedor totalmente inadaptadas a las necesidades de estas personas ancianas.
Ahora, con el problema en vías de solución, respiran aliviadas, porque desde hace 14 meses todo han sido dificultades para conseguir una solución habitacional provisional, a la espera de las viviendas de protección oficial definitivas, cuya entrega se prevé dentro de tres años.
“Nos dijeron que si no cogíamos esta casa contenedor tardarían meses en darnos otra, pero nosotros meses no tenemos ya y mi madre menos, porque una persona de 89 años no puede esperar más”, declaraba hace unos días una hija de esta anciana, quien lamenta que no pudieron salvar los enseres de su hogar en Todoque, pues les dieron solo media hora el miércoles después de la erupción (que comenzó el domingo 19 de septiembre de 2021).
Entrar al baño es imposible en la vivienda contenedor con una silla de ruedas y el mobiliario que se puede poner tiene que adaptarse a las pequeñas dimensiones de las habitaciones.
Esta anciana, según atestigua su hija, antes de la erupción caminaba y hacía gimnasia de mantenimiento, a pesar de estar operada del corazón y de que usaba una muleta porque también fue intervenida de una rodilla; pero su estado de salud ha empeorado después de los innumerables y desagradables avatares que han sufrido en los últimos 14 meses.
Esta familia lleva desde su evacuación pagando alquileres y tuvo que renunciar a las subvenciones para este fin si querían que les dieran una vivienda de protección oficial. “Alquilar se ha vuelto imposible en La Palma, no hay nada por menos de 800 o 900 euros”, denuncia.
