«Si no las paran, nos vemos ante las palas»: lema de cientos de manifestantes contra la Carretera de la Costa en Tazacorte

«Si no las paran, nos vemos ante las palas». Es el lema más coreado en la concentración celebrada este martes 4 de marzo en Tazacorte contra el trazado de la Carretera de la Costa en su último kilómetro dentro de este municipio, protesta que convocó la Plataforma de Afectados por esta futura vía rápida que pasará por Las Marinas y San Borondón, atravesando plataneras de familias pequeñas propietarias.

La decisión final sobre el trazado la ha dejado el Gobierno canario en manos del Cabildo y los ayuntamientos del Valle de Aridane, después de que el Ejecutivo analizara diferentes alternativas planteadas por los afectados y no se decantara por ninguna.

La protesta se celebró en la plaza del Morro, en pleno corazón del centro urbano de Tazacorte, y contó con la asistencia de más de 400 personas, según la plataforma convocante, que mostró su satisfacción por el apoyo recibido tanto en este acto de protesta de parte de otras asociaciones, como en la recogida de firmas  presencila y por internet, que ya supera los 34.000 apoyos

La concentración de este martes fue respaldada por la Plataforma de Afectados por la Erupción del Volcán de Cumbre Vieja; las asociaciones de vecinos de Las Manchas, Todoque, La Laguna, La Bombilla y El Remo; la Iniciativa Ciudadana de Apoyo a los Afectados por la Erupción y la Plataforma por un Precio Justo del Plátano.

Durante este acto, la plataforma reiteró los daños que esta vía rápida, la de mayores dimensiones en la isla, ocasionará al modo de vida y las plataneras de San Borondón y las Marinas, con unas veintena de familias pequeñas propietarias de fincas agrarias afectadas, y cientos de residentes en el entorno que atravesaría el trazado propuesto por la Administración pública, y todo ello para apenas ahorrar tiempo.

Un destrozo que llegaría además en plena etapa post-volcán en el que el Valle de Aridane ya ha sufrido una considerable merma de suelo agrario y residencial por la destrucción de 3.000 construcciones y 360 hectáreas de cultivo.


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