«Los plataneros vinculados a autoridades casualmente siempre tuvieron agua tras la erupción y el resto tenía que esperar»

Juan Carlos Rodríguez, portavoz de la Plataforma por el Precio Justo para el Plátano, denuncia las «anomalías» en la distribución del agua de emergencia entre los agricultores a raíz de la erupción volcánica de La Palma en la llamada zona de exclusión, ya que siempre tuvieron «suerte» unos agricultores «casualmente vinculados con las autoridades», mientras que el resto tenía que «esperar siempre dos meses o más» para el riego, lo que les acarreó más pérdidas de producción.  Además, asegura que algunos de estos «afortunados con el agua regaron hasta el día anterior de arrancar por completo sus plantaciones».

Este activista por el sector platanero considera por ello «cuestionable» la gestión del agua para las fincas de plátanos en la zona perjudicada por la erupción, a raíz de la emergencia volcánica, tras destruir la lava las conducciones que las abastecían, y adoptarse soluciones de emergencia, con la traída de un buque cisterna y la instalación de desaladoras portátiles.

Zona de La Bombilla. / I LOVE THE WORLD

Frente a la versión triunfalista del Cabildo palmero y el Gobierno canario sobre las decenas de millones gastados en este sistema provisional de suministro y obtención de agua en esta catástrofe, Rodríguez lo pone en cuestión: «Mientras algunos teníamos muchísimas circunstancias en contra (constantes roturas en las desaladoras o en la tuberías por donde accedía el agua a las fincas) cuando íbamos a regar nuestra plantaciones, y en más del 50% de las ocasiones no podíamos hacerlo, otros en cambio nunca tenían problemas».

Y de los «afortunados» con el agua de riego «casualmente casi todos tenían vínculos con las autoridades gubernamentales en la isla, o amistades», asegura el portavoz del movimiento reivindicativo de un precio justo para el plátanao, quien insiste en que «el resto de regantes teníamos que esperar, sobre todo al principio, por turnos que no llegaban nunca».

Dos meses o más de espera para regar

En tales circunstancias, las plataneras se perdieron por la gran afección de la ceniza volcánica y en otros por la escasez de agua o por la tardanza en llegar los turnos de regadío.

Al respecto, se queja de tener que esperar dos meses o más para regar las plantaciones, «cuando más de 20 días es casi condenar la platanera a la extinción, o por lo menos a una fuerte pérdida de producción».

«Anomalías como siempre con la permisividad de las autoridades locales»

Todo lo que relata ahora, con la perspectiva que da el que haber transcurrido más de un año desde que se apagara el volcán, son «actos que forman parte de la normalidad de anomalías que sucedieron durante y después de la erupción».

Y lo que es peor, denuncia que se produjeron «como siempre con la permisividad de las autoridades locales», aquiescencia que juzga «bastante sorprendente, hasta el punto, afirma, de que «parece probable que las leyes estuvieran establecidas más por las comunidades de regantes que por el Ayuntamiento o el Gobierno de Canarias».

De ahí que para este luchador del sector agrario sea necesario que estas cuestiones las conozca la población para que el relato de lo ocurrido no quede en la opinión pública dominado solo por la versión oficial de que la gestión de la emergencia con las plataneras afectadas salió a la perfección. «Mientras unos regaban sin problemas hasta agotar el tiempo, otros a duras penas podían hacerlo; y los primeros son los mismos que luego han avalado públicamente lo que se ha hecho con las desaladoras y el buque cisterna», apostilla.

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