«Esta catástrofe evidencia aún más el despropósito del Cabildo con el agua y la urgencia del Túnel de Trasvase»

El ingeniero Carlos Soler  tacha de «fracaso» la gestión de la emergencia volcánica  por el Cabildo en cuanto al riego agrario y se pregunta qué más tiene que demostrar a la sociedad palmera crea el Túnel de Trasvase solucionará el problema del agua en el Valle de Aridane y su advertencia del grave error de apostar por las desaladoras. Apuesta por reconstruir las plataneras sobre coladas con inversión estatal

EL VALLE

Una de las voces más críticas sobre la gestión del agua en Canarias y, al mismo tiempo, más solventes por su trayectoria profesional como funcionario y profesor universitario, es el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Carlos Soler Liceras. Sus opiniones nunca dejan indiferentes a nadie, y en esta entrevista aborda la situación hidrológica de La Palma tras la erupción volcánica, poniendo en la picota obras de emergencia, y analizando los problemas con el agua en la Isla, a los que aporta solución.

No tiene pelos en la lengua, porque, como confiesa en esta entrevista, antes de jubilarse ya le habían tratado de pasar todas las facturas que la «maledicencia» de algunos poderes fácticos ha podido maquinar.

Tacha de «fracaso» la gestión de la emergencia volcánica que ha hecho el Cabildo en cuanto al agua de riego agrario. Su gran apuesta es el Túnel de Trasvase, cuya perforación progresiva a demanda, afirma, daría el agua necesaria para el suministro del Valle de Aridane.

Tras años defendiendo -con rigor técnico y vehemente pasión por el interés general-  que se culmine esta obra pública de la que, según confiesa, fue apartado por no querer disparar su presupuesto, en esta conversación con EL VALLE se pregunta qué más tiene que demostrar para que la sociedad palmera le crea y exija descartar la idea de caras desaladoras y apueste por este acueducto subterráneo que atravesaría la cumbre.

-Tras la erupción del volcán Tajogaite, o como se le quiera llamar, la situación en La Palma es dramática en muchos aspectos, también para el caso del agua. ¿Cuál su visión de lo que está ocurriendo?

«El dramatismo se acentúa a medida que pasan los meses, aún con el volcán ya felizmente apagado. Esto es así porque el Cabildo se muestra incapaz de poner arreglo a la situación; hay que reconocer la dificultad ante una catástrofe de esta magnitud, pero también es cierto que en estos momentos es cuando más en evidencia queda la mediocridad de aquellos que en esos períodos les ha tocado gobernar.

En unos casos por desconocimiento de lo que se debe hacer, en otros por la excesiva burocratización que impide la necesaria ayuda a las familias afectadas, y en otros aún peor, porque aprovechando el drama y la nueva situación sobrevenida, se pretende cambiar por la fuerza el esquema económico de la sociedad palmera.

En concreto en el tema del agua ha sido todo un despropósito que ha dejado al descubierto la incompetencia de los que dirigen el Consejo Insular».

– ¿Entonces para usted las actuaciones llevadas a cabo han sido equivocadas?

«Al principio, cuando reventó el volcán y ya se sabía por tanto su ubicación se intuía por dónde iban a discurrir las coladas, se debería haber actuado de urgencia  con los medios con que se contaba en la isla y se podía haber ido excavando zanjas para enterrar tuberías y hacer sifones en aquellas zonas donde era previsible que las coladas sepultaran los canales LPII y Las Hoyas-Remo, verdaderas columnas vertebrales del riego de esa zona.

Con diez equipos trabajando, formados por dos retroexcavadoras de cuchara, se podrían haber construido 500 metros diarios de zanja con tubería en su fondo a 3 metros de la superficie, y rellenarlas con los materiales de la propia excavación. Hubiera sido suficiente para que el transporte de agua resistiera el paso de las coladas por encima.

Sin embargo el CIALP se quedó parado y una semana después del inicio del volcán, dijo tener controlada la situación poniendo desaladoras, lo que denota que esta “solución” lejos de estar pensada lo que estaba era decidida mucho antes de que el peligro de la erupción se cerniera sobre el Valle de Aridane».

– ¿Y acabada la erupción cree usted que tampoco estuvo acertado el Cabildo?

«De nuevo volvieron a equivocarse. En ese momento había dos claras alternativas, las dos para reconstruir los tramos dañados de los dos canales, que hubiera sido lo más rápido y efectivo, puesto que se aprovechaba la infraestructura de bajantes y depósitos que hasta entonces había funcionado. La primera alternativa era la rápida si el terreno lo permitía; consistiría en pasar una tubería por encima de las coladas, sin que tocase el suelo, a medio metro de su superficie, mediante anclajes realizados con barras corrugadas clavadas en el malpaís y llevando el trazado muy similar al que presentaba el tramo de canal enterrado. La otra alternativa era que si las temperaturas no hubieran permitido la ejecución de la anterior se perforara una galería por debajo de las coladas, situada a cota más baja que el canal Las Hoyas-El Remo, por debajo de la superficie unos 20 metros y puenteando la parte más estrecha de las coladas para colocar dentro de dicha galería las tuberías y hacer un doble sifón, uno por cada canal a reconstruir.

Galerías de 4 x 4 metros se han hecho en Canarias, dirigidos por la DGA (Dirección General de Aguas), a razón de 160 metros/mes, con lo que esta obra podría haber estado hecha en tan solo cinco meses y podría haber sido usada también para la circulación provisional de vehículos. El terreno que se tenía que perforar estaría formado  por una alternancia de coladas y escorias, tal como se ve en el frente de los acantilados costeros, son excavables con esos rendimientos por medios de maquinaria sin necesidad de explosivos.

-¿Qué efectos reales hubieran tenido esas medidas que usted plantea?

«Con todo lo explicado se hubieran salvado las plantaciones; todas estas soluciones se expusieron al Consejo Insular de Aguas de La Palma (CIALP), pero al haberse decidido por otra “solución” como fueron las desaladoras, y con ellas tener que recomponer el circuito hidráulico, son totalmente responsables del fracaso actual».

Una de las desaladoras portátiles instaladas en Puerto Naos. / GOBIERNO CANARIO
LO MÁS JUSTO, RÁPIDO Y BARATO SERÍA REPRODUCIR SOBRE LAS COLADAS EL TERRENO AGRÍCOLA AFECTADO

-¿Se ha planteado usted desde su percepción como ingeniero cómo podría planificarse la disposición de los terrenos afectados por la erupción para mantener los cultivos y a su posible recuperación?

«La solución que propondría creo que es la más justa, rápida y barata, tanto para los damnificados como para las arcas del Estado. Consistiría en reproducir encima de las coladas del volcán lo que este ha dejado enterrado por debajo y devolverle a cada propietario su terreno pero encima de las coladas. Para ello, en primer lugar se debería definir qué terrenos serían los que pertenecerían al Estado, a los ayuntamientos y a los particulares, tal y como estaban antes de la erupción. Entre los terrenos públicos se definirían cuáles se quieren dejar como reserva geológica del volcán y entre los  de  los particulares cuáles seguirían siendo urbanos y cuáles seguirían siendo agrícolas.

Una vez definida esta partición, se procedería, con la maquinaria existente en la isla, a sorribar y explanar en escalones el terreno mediante la construcción de bancales, usando la misma maquinaria y las piedras grandes para hacer los muros. Realizada la explanación, se procedería a rellenar el terreno con un metro de tierra vegetal».

-¿De dónde procedería la tierra necesaria para reponer esos terrenos agrarios?

«Se traería en barcos desde África, tal como se ha transportado la arena de las playas de muchas de nuestras islas orientales. La descarga se haría en el muelle de Tazacorte y el transporte posterior se efectuaría, como siempre se ha hecho en esta isla, con camiones.

El volumen de tierra vegetal necesario sería de poco más de 3 Hm3, algo menos de la capacidad que antaño tenía, antes de romperse reiteradas veces, La Laguna de Barlovento. Una vez el terreno allanado y relleno de tierra vegetal, se procedería a marcar en superficie los límites de cada una de las propiedades que yacen bajo las coladas».

-¿Quién pagaría esa reconstrucción agraria?

«El Estado debería financiar todas estas obras, y luego entregar los terrenos a cada propietario. A partir de este momento, el Estado procederá a dar los permisos y a conceder ayudas para la reconstrucción de las propiedades agrícolas o inmobiliarias que hubieren sido construidas antes del desastre, así como a restablecer en estos mismos terrenos toda la infraestructura estatal e instar a Endesa y demás servicios a enterrar todas sus reposiciones de las líneas de transporte

A los antiguos propietarios que no quieran acceder a la reconstrucción de sus propiedades se les deberá indemnizar y, al igual que los terrenos ganados al mar en la fajana, proceder a su pública subasta con cuyo ingreso se contribuirá a incrementar las ayudas y a subvencionar las obras».

En cuanto a las cantidades entregadas por el Estado para los damnificados, y a la vista de este plan de actuación descrito, deberán custodiarse y ordenarse por el propio Estado, reservando una parte para la realización de la reposición de terrenos, previa elaboración del preceptivo presupuesto, y otra parte destinada a asumir los gastos de mantener a las familias que lo necesiten hasta que puedan disponer de sus propiedades repuestas».

Plataneras afectadas por la erupción en Tazacorte.

-¿Cómo se llevaría a cabo esa entrega?

«Por la vía de la emergencia, se entregarán de forma mensual e inmediata, repartidas por un comité formado por tres grupos independientes: damnificados, funcionarios municipales e insulares, y un tercer grupo integrado con supervisores del Estado. Los tres grupos serían distribuidos de forma que abarquen a la totalidad de la sociedad palmera, con especialistas en todas las labores que hay que realizar. Cada grupo tendrá un solo voto y será necesario la mayoría para aprobar la resolución, con el derecho de veto en manos del equipo de supervisores, justificado si se apreciara ilegalidad en alguna de las resoluciones. Las personas que formarán los tres grupos se responsabilizarán de la justicia y de la honestidad de su tramitación, al grupo formado por damnificados se les asignará un sueldo mientras dure su actuación, quedando liberados los funcionarios de los entes locales y los supervisores del Estado de sus funciones anteriores.

Con el dinero entregado o al menos prometido en ayudas se podría financiar esta solución propuesta. Tiene la ventaja añadida de que las obras se pueden hacer fácilmente con contratistas de las islas, debiendo huir de adjudicar a empresas de fuera, que, al fin y al cabo, terminarían subcontratando con las locales. De esta forma este empleo redundaría en potenciar la economía de la isla desarrollando un sector que luego podría ser fácilmente absorbible».

Esta  reconstrucción está basada en una técnica que es asumible por los palmeros; sólo hay que ver las sorribas realizadas en Fuencaliente sobre el malpaís del Teneguía. La isla mostraría al mundo cómo el espíritu del palmero es capaz, como lo fuera antaño, no sólo de sobreponerse a la tragedia de un volcán, sino  incluso de mejorarlo, puesto que ahora las fanegas de cultivo estarán sobre un malpaís que le aportará un excelente drenaje que redundará en una mejoría del terreno de cultivo, y las casas reconstruidas mostrarán cómo una isla se levantó sobre el volcán y convirtieron esa tremenda y negra cicatriz que ahora domina el Valle en un nuevo vergel mejor organizado y aún más verde de lo que fuera antaño».

-En el contexto de esta emergencia por la catástrofe volcánica,  ¿cuál es el mejor enfoque y solución al problema del agua en el Valle?

«Las catástrofes naturales que, como esta, acaecen sobre las poblaciones, tienen la virtud de permitir con su reconstrucción mejorar lo que antaño existía. En este caso vemos que la solución planteada mejoraría los terrenos de cultivo, por su mejora del drenaje, y la distribución de las casas sería más ordenada al hacerla en bancales. En cuanto al agua hay que aprovechar toda esta infraestructura a realizar para colocar las nuevas tuberías que repongan las inutilizadas y enlazar con la antigua red, que cumplía su misión sin grandes pérdidas.

En lo concerniente al punto de suministro, hay que explicar que antes del volcán el agua procedía de tres orígenes: de los pozos situados en el barranco de Las Angustias y Tenisca, de las galerías y nacientes de La Caldera, y del Túnel de Trasvase. El primero presenta cada vez, año a año, un menor caudal y un empeoramiento gradual; los otros dos mantienen el caudal con altibajos de los años secos o húmedos y presentan una excelente calidad. Desde hace años y sobre todo si se prolonga el verano, la suma de estos tres caudales resulta insuficiente en ciertos momentos, en los que además se nota más la pérdida de calidad de las aguas procedentes de los pozos.

Por esta razón y hace ya décadas, pero de forma pública y más insistente en los últimos tres años, he venido reiterando que la solución a esta penuria de agua consiste en perforar el Túnel de Trasvase. Dado que el frente de Hermosilla de este túnel está ya en el acuífero, todo incremento de longitud generaría un aumento de caudal. La demostración de esta afirmación es que fue esta la causa que se esgrimió para parar la perforación ante la inmensa cantidad de agua que iba aumentando a medida que se adentraban. Por eso se dejó el túnel a la mitad de la longitud que debía tener para que fuera de trasvase».

-¿Cómo sería el proceso para terminar la obra?

«Antes de iniciar la perforación, se debería hacer una agrupación entre los pozos del Valle en la que cada uno de ellos entrara con tantas acciones como caudal extrae; con esta agrupación hecha se procedería a continuar la perforación del frente de la galería del oeste del Túnel de Trasvase, boca de Hermosilla. El caudal que se vaya incrementando se entregará a los pozos empezando por los de peor calidad para que vayan reduciendo sus caudales de extracción hasta llegar a un equilibrio en la calidad. Como puede comprenderse, los pozos irán extrayendo menos pero dispondrán de la misma cantidad de agua, porque la diferencia la entregará el Túnel, a cambio cada pozo mantendrá sus acciones, sus repartos y las tuberías y canales en perfecto estado».

UN TÚNEL QUE CAPTARA AGUA SUFICIENTE PARA LA QUE NECESITA EL VALLE

-¿Con esta obra se aseguraría el suministro que necesita el Valle de Aridane?

«La longitud a perforar en el Túnel de Trasvase la marcará la disponibilidad de agua en cantidad y calidad para que no haya problemas de suministro. De nuevo hay que remarcar que hay 4’5 km de acuífero por perforar, todos ellos dentro del acuífero, longitud suficiente para asegurar el agua que necesitará el Valle. Con el intercambio del caudal de los pozos por el del Túnel, se consiguen varios beneficios que redundan en la agricultura, en el abasto urbano del Valle y en la infraestructura hidráulica del lado oeste de la isla puesto que: se reducen las impulsiones con lo que el consumo eléctrico disminuye, mejora la calidad del plátano, se abarata el coste de producción del fruto y se reduce la contaminación por la quema de derivados del petróleo».

-¿Qué pasaría a partir de entonces con los pozos actuales, cuál sería su papel?

«Los pozos, al disminuir sus caudales pero manteniendo sus infraestructuras de elevación, pasan a convertirse en las captaciones de reserva ante avatares inesperados como son las sequías, con una respuesta mucho más rápida que cualquier otra solución. Esta disposición  les asegura que sus infraestructuras seguirán funcionando sin posibilidad ya de que se abandonen debido al empeoramiento gradual de sus caudales. Incluso al disminuir la extracción en todo el acuífero costero, se producirá una regeneración que mejorará las calidades de pozos abandonados desde hace décadas como el de Candelaria, Juan Graje, San Antonio, San Isidro, etc».

-¿Cabe hacer algo aún más positivo y con mayor proyección en el tiempo para solucionar los problemas de agua de toda la isla?

«Sí. Evidentemente no sólo hay que arreglar el Valle de Aridane, el resto de la isla también cuenta, y, de hecho, en los últimos cincuenta años han tenido una sorda y callada guerra entre las dos partes de la isla. La pugna surgió porque existe una marcada diferencia entre estas dos zonas: el Valle generaba el mejor plátano de Canarias y su éxito radicaba no sólo en la tierra y en el agua, sino también en su proceso de industrialización, mucho más avanzado y eficaz que en el resto de la isla. Por eso mismo el Valle ha acaparado la mayor cantidad de agua y su necesidad de expansión ha exigido una aún mayor cantidad. Al principio se nutrió perforando pozos en el barranco de Las Angustias, Tenisca y en la costa de Tazacorte hasta llegar a Las Hoyas y El Remo. Cuando esta táctica no dio ya para más porque no cabían más pozos o porque la calidad del agua era mala, como sucedió con esos últimos de El Remo o Quinta Zoca y Peña Horeb, o porque estaban tan juntos que se quitaban el agua unos a otros, como sucede en los pozos de los barrancos de Tenisca y Las Angustias, las miradas se dirigieron hacia fuera del Valle con la idea de transportar sus aguas hacia él. Varios han sido los intentos de llevarse el agua del este hacia el oeste».

-¿Podría hacernos un poco de historia de esos intentos?

«El primero fue a finales de los años sesenta del siglo pasado y consistió en la construcción del canal Barlovento-Aridane, que pretendía recoger agua de personas que tenían acciones en las galerías del este, más los sobrantes de entonces aumentados con todas aquellas aguas que se pudieran comprar. Este intento fue en vano porque el citado canal, por cuestiones técnicas y presupuestarias se quedó en Fuencaliente, denominándose entonces canal Barlovento-Fuencaliente. Fue un fracaso para el Valle pero fue la salvación para la vertiente oriental, sobre todo para Mazo y Fuencaliente que al fin pudieron tener agua de buena calidad.

Veinticinco años más tarde, en 1995, los Heredamientos intentan de nuevo traer el agua del este al oeste, presentando un proyecto del ingeniero Eduardo García que consistía en un túnel con la traza en bajada, emboquillado por debajo justo del canal anterior, a la altura de San Pedro en Breña Alta y que terminaría en Los Llanos de Aridane en la zona de Hermosilla. Se llamó Túnel de Trasvase por la misión tan clara que tenía de llevarse el agua del este hacia el oeste canalizada por una tubería en el interior.

La obra se pretendía empezar con la perforación simultánea por las dos bocas  encontrándose en el centro, se declaró de interés general del estado y pasó a ser financiada por el Ministerio pero llevando la dirección de obra el Gobierno de Canarias.

-Una obra que usted llegaría a dirigir…

«Sí, por varios motivos explicados en diversas ocasiones, recayó en mi el nombramiento de director de la obra, pero cabe señalar que era el único que ponía pegas a esa obra basándome en la certeza de que en el interior ese túnel se encontraría mucha agua. Curiosamente ni el proyectista ni el equipo de asesores formado por grandes hidrogeólogos compartía mi opinión; incluso ante mis reiterados avisos, y como anejo al proyecto, se colocó un estudio donde decía que el máximo caudal que se esperaba, siempre que se hiciesen los 10 km previstos, era de 175 pipas/hora (25 l/s). Acepté el nombramiento poniendo la condición de que se me permitiera modificar el trazado haciendo que el túnel en bajada se transformase en dos tramos en subida que se encontrarían a los cinco km,  permitirían con esta disposición transportar el caudal que exigía la obra que se trasvasase desde el este al oeste y a cambio, cuando se encontrase el agua que nadie creía que se iba a encontrar, saliera por gravedad sin entorpecer la perforación».

-Y entonces llegó su destitución como director de la obra…

«Fue tras varios sucesos, entre los que cabe citar el alumbramiento de un enorme caudal en la galería del este. Me cesaron por negarme a firmar un aumento de presupuesto del 60% y sobre todo por reiterar que la obra había que terminarla para aportar agua barata, buena y abundante al mercado».

TRAS MI CESE COMO DIRECTOR DE OBRA, EL PRECIO SE MULTIPLICÓ POR DOS
Entrada al túnel de trasvase.

-¿Qué consecuencias tuvo su cese para la obra?

«La obra terminó en manos de otro ingeniero que aprobó todo y además paró la obra, exactamente lo que querían el contratista y mis jefes. El resultado final fue que el precio se multiplicó por dos y la obra se hizo a la mitad de los 10 km previstos. El pelotazo del contratista fue tremendo, multiplicó su ganancia por cuatro a costa de dejar la obra a la mitad».

-Y se quedó sin terminar…

«Como pueden comprenderse, tampoco esta vez se pudo hacer el trasvase de oeste a este, y la obra denominada el Túnel de Trasvase tocó agua a poco más de 2km en la boca de San Pedro y a poco más de 3 km en la de Hermosilla. Fue tanta el agua que dio que la obra se tuvo que parar porque decían que era imposible proseguir puesto que el caudal aumentaba a medida que se profundizaba».

-¿Y era esta la razón real o la única para concluir la ejecución del proyecto?

«Siendo esta razón totalmente cierta, subyacía otra, y era que la obra para trasvasar aguas de los hacendados se había convertido en una obra hidráulica pública que daba agua para cada vertiente y un enorme caudal de 1.400 pipas/hora por cada una de ellas. En esencia el Estado estaba aportando grandes caudales de excelente calidad a un mercado de agua en el que ya primaba en el precio la escasez y una mediocre calidad en los caudales aportados por los pozos; de hecho, poco después del alumbramiento en San Pedro los pozos del este vieron mermadas sus extracciones e incluso algunos se cerraron; en cambio, en el oeste los pozos se mantuvieron a costa de mantener el grifo cerrado en el tramo del Túnel de Hermosilla».

En la segunda década de este siglo XXI, el grifo se abrió debido a la escasez de años de sequía y a asumir el abastecimiento de aguas a Los Llanos y Tazacorte, hecho que nunca se contempló en esta obra debido a la ausencia de alcantarillado que hay en la zona de El Paso, justo en la vertical de donde extrae el agua la galería de Hermosilla. Al final, el Túnel de Trasvase salvó a la isla, en el oeste durante varios años al Valle de la sequía, y en el este dando agua a Las Breñas, Mazo y Fuencaliente.

Estos fueron los dos intentos que se hicieron desde el oeste para llevarse el agua del este. Pero también hubo uno que se hizo al revés, empezó en la segunda mitad del siglo XX y todavía no ha terminado. Con este intento se logró que desde el este se llevaran el agua que salía por el oeste y ellos sí que lo consiguieron».

-¿Cómo es desde el punto de vista geológico este acuífero que provee de tanta agua a la isla?

«Para comprenderlo hay que explicar antes dónde está y para qué sirve el acuífero COEBRA. Este acuífero en verdad es la parte más alta del acuífero insular; está más o menos por encima de la cota 1.550 m, tiene la forma de medio donut, cortado por la mitad como si el donut lo pusiéramos plano encima de una mesa; se extiende desde el este encima de Santa Cruz hasta el oeste encima de Tijarafe, abarcando La Caldera de Taburiente por el norte. Este acuífero está recogiendo las aguas que se infiltran en la parte alta de la isla e inferiormente está limitado por el Complejo Basal -material verde llamado en La Palma- famoso por su impermeabilidad.

Pues bien, este acuífero es el que da lugar a la existencia de la mayor parte de los nacientes de la isla y desde luego a los de mayor caudal tanto de dentro como de fuera de La Caldera. Es el acuífero que nutre a Marcos, Cordero y Caldera de Marcos, pero también a todos los nacientes del interior del Parque Nacional como Verduras de Afonso, Los Cantos de Turugumay, Bombas de Agua, Altaguna y en fin, la totalidad de los antaño 120 manantiales que tenía La Caldera, hoy reducidos a la mitad. Llegados a este punto hay que aclarar que todos los nacientes que surgen en el interior de La Caldera corren sus aguas por los barrancos del Parque, hasta confluir en los barrancos de Almendro Amargo y Taburiente, que se unen en uno solo en Dos Aguas para salir juntos por el barranco de Las Angustias. De este barranco Las Haciendas extraen el agua mediante cuatro tomaderos: Dos Aguas, La Estrechura, La Viña y Las Casitas que la conducen a sus campos en el Valle. Por el contrario, los nacientes de Marcos y Cordero van a parar a los embalses de Adeyahamen y Bediesta que desde allí los reparten entre los Regantes de San Andrés y Sauces. Además de estos nacientes hay, o más bien había, otros en los altos de Santa Cruz, Puntallana y Barlovento, pero todos ellos se aprovechan en la vertiente oriental de la isla».

-¿Cómo se hizo el intento de llevar agua del oeste hacia el este?

«Comenzó por la perforación de cuatro galerías emboquilladas en la vertiente oriental y cuya traza se dirigía directamente hacia alguno de los nacientes de La Caldera. A la vista de este trazado, permitido por el entonces Servicio Hidráulico de Tenerife, Las Haciendas reaccionaron perforando galerías en las inmediaciones de los nacientes que pensaban y con razón, que iban a ser afectados por estas cuatro galerías y perforaron siete galerías para defenderlos. Las 11 galerías terminaron alumbrando agua, pero fue a costa de mermar a los nacientes justo en la misma cantidad que se extraen por todas ellas, y aún se perforó otra en Tijarafe que se unió al drenaje sobre el acuífero COEBRA».

-¿Cómo afectó todo esto a los nacientes y galerías que había anteriormente?

«Al final y a nivel de la isla, antes había 150 nacientes de los que 120 estaban dentro de La Caldera, y actualmente el agua que salía por ellos entra por los pocos nacientes que quedan y las doce galerías perforadas. El agua sigue siendo la misma pero se acapara por 12 captaciones y se han secado unos 70 nacientes. Se ha perforado no para aumentar la producción de agua, sino para hacer un nuevo reparto; los que han perdido claramente eran los que aprovechaban los nacientes, tanto dentro (Las Haciendas) como fuera (Los Regantes de Los Sauces) porque en ambos casos los caudales de las cinco galerías de fuera se han conseguido a costa de mermar los nacientes que ellos aprovechaban y una parte de ese caudal ya no se dirige al Valle sino que sale por la vertiente oriental».

HAY QUE DECLARAR EL ACUÍFERO DE COEBRA SOBREXPLOTADO PARA RECUPERARLO SIN PERJUDICAR A LAS GALERÍAS

-¿Y desde la Administración pública no se hace nada para ordenar o regular esta situación, dado el carácter estratégico del agua?

La cuestión preocupante es que esto no ha terminado, ningún Plan Hidrológico, ni nadie del Consejo Insular de Aguas menciona esta sórdida y silenciosa batalla y mientras no se afronte no se arreglará. Para hacerlo hay que definir en los planes hidrológico al acuífero COEBRA como sobreexplotado y de forma inmediata impedir la entrada de ninguna otra galería en ese acuífero; a partir de ahí definir la obra necesaria para devolverle a la isla todos sus nacientes. Este es uno de los grandes retos de la isla, recuperar los manantiales agostados de un Parque Nacional de la categoría de La Caldera de Taburiente.

La forma de solucionar este problema de los nacientes y la obra que lo resolvería se presentó y aprobó por unanimidad de todos los partidos políticos en el Cabildo en el año 1993, cuando se aprobó el Avance del Plan Hidrológico de La Palma.

Como puede apreciarse por lo expuesto hay problemas hídricos en la isla que van más allá del Valle de Aridane. el hecho de que un Parque Nacional haya perdido la mitad de sus nacientes y que su caudal se ha visto reducido a la tercera parte sólo en 50 años es un verdadero problema, con una importancia que trasciende al propio archipiélago».

-Y en el resto de la isla, ¿cuál es la situación?

«Hay problemas relacionados con la disponibilidad del agua en ciertos municipios que se agravan con los periodos secos y sobre todo si se alarga el verano. Municipios como Barlovento o Garafía, donde existen galerías con problemas de afección entre ellas en el pasado. Sin embargo, si se calcula cuál es el agua que se infiltra cada año en el municipio resulta que las galerías no sacan ni tan siquiera el 50% de los recursos anuales».

-¿Y cuál sería la solución, para usted?

«Lo que se propone en estos casos es formar una sociedad uniendo todas las galerías, con acciones en función de los caudales que presenten, elegir una de las asociadas y perforar en ella ramales bordeando el Complejo Basal, que irá aumentando el caudal a medida que se aumente la longitud, y repartiendo estos incrementos entre todas las galerías en función de sus acciones. A cambio, cada galería se comprometería a efectuar el reparto entre sus accionistas con el debido incremento, y a mantener en perfecto estado las redes de tuberías y canales del reparto. Ganamos todos y paga el Estado que al fin y al cabo es el responsable, al otorgar los permisos de perforación de galerías que se quitaron el agua unas a otras a la vez que perdían recursos hacia el mar.

Como pueden ver no sólo es el Valle de Aridane lo que hay que arreglar en esta isla, pero en todos los casos, ofreciendo agua buena, barata, abundante y regulada, agua subterránea. La financiación siempre deberá asumirla el Estado y la gestión las comunidades de las galerías».

LA ACTITUD DE LOS AGRICULTORES TRAS LA ERUPCIÓN ESTÁ GENERADA POR EL MIEDO A CHANTAJES Y AMENAZAS CON EL AGUA

– Renunciar a generar economía con la agricultura no debería ni de plantearse, no sólo por la producción que puede exportarse, sino porque La Palma puede ser despensa de las islas. ¿Cómo se entiende la actitud pasiva de muchos agricultores viendo como ha quedado afectado su sector?

«La actitud de los agricultores, al igual que la del resto de la población, es aquella tristemente conocida de reconocer el problema pero esperar a que lo arregle otro. Es una actitud humana generada por el miedo, por el desasosiego a las represalias como las que ha habido todos estos años, relacionadas con chantajes, amenazas con el suministro de agua o con la obligatoriedad de usar aguas determinadas unidas a ciertas empaquetadoras.

Desgraciadamente el miedo existe y está inmerso entre los agricultores, por ello en el resto de la población, aquellos que no pueden ser coaccionados, como son la mayoría, aún se entiende menos que sabiendo esta situación no luchen por evitarla; no se dan cuenta deque lo que está en juego es la economía de toda la isla.

No es una cuestión de que esto es un problema de los agricultores, no, es un problema de la isla porque hay que defender la agricultura al ser el  principal factor económico que desarrolla, a la vez que es la que la ha mantenido y mantiene lejos al turismo masivo y caótico que presentan las otras islas».

-Desde esa perspectiva, la unión hace la fuerza. ¿Cuál es el papel que pueden desempeñar colectivos como la Asociación Agua para La Palma, defensora de todas estas ideas que usted expone aquí?

«Es una asociación que admite a todos aquellos que quieran entrar de forma anónima y cada vez son más numerosos. Este es quizás el núcleo desde donde se debe gestar esta protesta, porque no es admisible que una isla que tiene cuatro veces más agua de la que necesita, situada desde cotas muy altas, con una inmejorable calidad, tenga problemas de cantidad, calidad y precio en el agua. La solución está en la asociación y con las miras puestas en un futuro muy próximo:  el año que viene hay elecciones, los palmeros saben que los causantes de esta situación están apoyados o están inmersos en los tres partidos que se han venido turnando en el poder: CC, PP y PSOE. Este será el momento, en mayo de 2023, de sacar a todos estos políticos de la escena de una forma anónima y por tanto evitando las represalias.  ¿Cómo hacerlo?, buscando un partido nuevo que impida que gobierne cualquiera de los tres partidos de siempre o una coalición de dos de ellos, como parece estar ya fraguándose. Aprovechando la futura campaña electoral hay que exigir a cada partido que se presente que ponga por escrito cuál va a ser su política hidráulica y si no lo hace, avisarles de que no se les votará».

-¿Cuántas facturas le ha pasado el denunciar lo que usted denuncia y su actitud crítica en favor del interés general?

«Cuando uno sale a la opinión pública a denunciar hechos como los que he narrado, queda expuesto a todas las maledicencias que uno puede imaginarse. Cuando mis jefes de la Consejería me trasladaron a la Agencia Tributaria por no querer certificar un incremento inexistente de presupuesto en dos obras del 20% de la que yo era su director, denuncié el hecho ante la prensa, radio y televisión, contando cuál era la verdadera razón de mi traslado. Esto provocó que buscaran en los expedientes de mis obras cualquier irregularidad, cualquier cosa para abrirme un expediente, pero, tras meses estudiándolos, concluyeron acusándome de revelar datos de la Administración, como si fueran secretos del Estado, hecho realmente insólito porque se trataba de una obra “pública” expuesta en los Cabildos respectivos. Continuaron acusándome de faltarle al respeto al consejero de Agricultura y eso lo hicieron tergiversando unas declaraciones en una televisión en las que yo me refería al consejero de Presidencia; y acabaron acusándome de faltarle al respeto a mis compañeros. Aquí la frase fue cierta, solo que más que una falta de respeto fue predecir el futuro, como luego los hechos me dieron la razón. Como pueden ver ,no repararon en gastos y terminaron haciendo el ridículo.

En La Palma cuando decía que el agua de la Fuente Santa se les había enfriado, me llamaron de todo, incluso  decían que si creía tener un termómetro en el dedo; salía hasta en las viñetas de humor de un periódico. No sabían que con tan solo ver el color del agua sabía si el sedimento que precipitaba era calcita o aragonito, con lo que podía deducir la temperatura. Luego, cuando se convocó el concurso para hacer un balneario, decían que no me había atrevido a presentarme, cuando la realidad fue que el pliego de bases del concurso restringía la participación a sólo arquitectos y el jurado estaba formado por 10 o 15 personas, todos arquitectos o políticos. Ante las quejas de otros colegios profesionales, sin ampliar el plazo, se aumentó la concurrencia a ingenieros, sin especificar el tipo de ingeniería, pero el jurado sólo se amplió con un ingeniero. Más tarde cuando se falló, nunca mejor dicho, dando el premio a Federico Soriano, comencé a exponer los problemas que iba a tener el edificio que este arquitecto había diseñado en un terreno que se está moviendo, y entonces dijeron que mi protesta era porque yo tenía una empresa de hacer balnearios.

Cuando hace tres años comencé a proponer que la solución para el agua de la isla de La Palma era perforar el Túnel de Trasvase, dijeron que era porque yo tenía una empresa de perforar galerías. En fin, la maledicencia no tiene fin».

-Pero, pese a lo que usted comenta, en la sociedad muchas personas también valoran sus afirmaciones porque se sustentan en su formación, su trayectoria profesional y su amplio conocimiento del sistema hidrológico insular…

«Nadie de quienes me atacan dice en esta isla que, como en las otras, llevo trabajando 45 años, me he metido en todos los pozos del Valle y en la mayoría de fuera del Valle; me he recorrido la Caldera de Taburiente aforando los nacientes y tomando muestras. He entrado en la mayor parte, si no en la totalidad, de las galerías que dan agua de la isla, me enorgullezco de saberme los nombres de todos los pozos de la vertiente oeste, me he bañado en ellos e incluso he buceado; en mi casa tengo muchos testigos de sondeos que he sacado del fondo de esos pozos.

En todos esos trabajos tuve como maestro a José Manuel Navarro Latorre y en la década de los 90 fueron mis asesores en las obras  Telesforo Bravo y Juan Coello. Fui el Director del primer Plan Hidrológico de esta isla, el proyectista y director de las balsas de Adeyahamen y Bediesta, las únicas presas canarias que por su complejidad figuran en el Libro de las Grandes Presas Españolas».

-También hizo usted pronósticos que, de haberle hecho caso los políticos, habrían evitado luego muchos problemas y dinero…

«Así es. Anuncié desde 1995 que la Laguna de Barlovento no se llenaría con el agua de los barrancos y, al echarle el agua de nacientes y galerías, dije que, cuando se llenara, se rompería. Tras ver el arreglo que hicieron, volví a pronosticar lo mismo y así todas las veces que se ha roto, e incluso las que se romperá en el futuro, solo que ahora tardará algo más porque le han reducido la altura de embalse. Mis alumnos de la Universidad son testigos de estos pronósticos que tienen como sustento el hecho de que han arreglado todas las veces la obra sin saber cuál fue la razón de la rotura.

En 1993, y así figura en el  Avance del Plan Hidrológico Insular de La Palma,  pronostiqué el descenso de los nacientes que hoy puede certificarse. Dije que el Túnel de Trasvase, tal y como estaba proyectado inicialmente, no se podría perforar por la cantidad de agua que iba a obtener y porque lo habían diseñado en forma de galería en bajada, pero me quedé solo clamando en el desierto; todos opinaban lo contrario: los grandes maestros de la hidrogeología decían que no iba a dar agua. Hoy en día, veinte años después, es la obra que más caudal de agua da de Canarias.

En 1995, y tras realizar tres sondeos, le dije al alcalde de Fuencaliente, Pedro Nolasco Pérez, que encontraría la Fuente Santa allí donde 16 lo intentaron durante 320 años. En la primera década del siglo XXI perforé un sondeo cerca de la central del Mulato. Pocos, salvo el entonces gerente de la Comunidad de Regantes de Los Sauces, creyeron que daría agua; cuando se extrajeron 140 pipas/hora cambiaron a decir que nunca haría falta extraerla. Hoy lleva ya cinco años salvando a dicha comunidad».

-¿Con qué mensaje de esta entrevista quisiera que se quedara la sociedad palmera?

«Mi mensaje final lo planteo en forma de pregunta. Llevo tres años diciendo públicamente que en el Túnel de Trasvase está el agua que necesita el Valle y la isla para solucionar sus problemas hídricos y que no hacen falta desaladoras. ¿Qué más tengo que demostrar para que me crean? Ante esta duda, me surge otra: ¿realmente quieren los palmeros arreglar el problema?»

 

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