«La ordenación de las coladas será un brindis al sol si a los damnificados no se les resuelve sus necesidades económicas»

Viero Hernández, arquitecto de 37 años, vio arrasadas por las erupción volcánica de 2021  tres villas turísticas que construyó en unos terrenos de su familia y que solo llevaban dos meses inauguradas.  Ahora ha emigrado a Madrid con su pareja porque la lava sepultó su medio de vida. Su visión es muy crítica sobre el procedimiento de la nueva ordenación territorial y del decreto ley propuesto por el Gobierno canario para reconstruir las viviendas: «Todo eso será un brindis al sol si antes no se satisfacen las necesidades económicas a los damnificados», advierte, en una entrevista con EL VALLE de la que esta es la primera parte.

A juicio de este arquitecto y afectado por esta catástrofe, el problema es que el proceso puesto en marcha por el Gobierno canario tiene fallos en cuanto a participación ciudadana y en las soluciones previstas,  además de no haberse valorado diferentes alternativas de ordenación y toda la casuística de la población damnificada, pues las circunstancias son muy variadas.

«La nueva ordenación y el decreto ley han llegado tarde, mal y no sirve para nada», sostiene este profesional de la arquitectura, quien apunta que la propuesta prevista por el Gobierno regional «crea problemas añadidos, nuevos afectados, porque se plante expropiar suelo a terceros para dárselo a los damnificados».

En cuanto al sistema de permutas, mediante el que el Gobierno canario entregará a los damnificados suelo urbanizado a cambio de los terrenos donde tenían su vivienda sepultados bajo la lava, Viero Hernández cree que, tal como está planteado «pueden resultar un engaño o una estafa», porque en realidad muchas personas van a recibir menos suelo del que tenían antes de la erupción.

Además, se muestra escéptico sobre que haya suelo urbanizable suficiente o que se pueda liberar y urbanizar de golpe para tanta gente.   Y añade el hecho de que un suelo de malpaís como este tiene unos costes asociados de urbanización y edificación más elevados que otro tipo de suelos.

¿Con qué dinero edificar en la parcela urbanizada nueva?

Una cuestión fundamental para él y numerosos damnificados radica en que, aunque reciban un suelo urbanizado a cambio de sus anteriores terrenos sepultados por las coladas, no dispondrán de dinero con el que edificar sus viviendas, sea la habitual o, como en el caso de este arquitecto, villas turísticas.

Y es que el seguro que tenía  contratado Viero Hernández  no cubría la destrucción total por erupción volcánica, sino por incendios, por lo que solo ha percibido un tercio del valor total de los inmuebles, y además tiene que seguir pagando el crédito personal que solicitó para acometer su proyecto de villas turísticas.

Las Manchas: en primer plano la zona afectada por la lava. / I LOVE THE WORLD

Este arquitecto que se siente mitad palmero, mitad conejero, tiene palabras de elogio parea la propuesta que ha realizado el ingeniero Carlos Soler, quien, en un artículo publicado en EL VALLE, plantea una alternativa que no requeriría expropiar ni destinar suelo público fuera de las coladas y ofrecería a los afectados la opción de vender al Gobierno canario sus propiedades bajo la lava a precio de antes de la catástrofe o bien recuperar una parcela urbanizada y terreno agrícola, con créditos especiales para quienes no tengan dinero para construir sus casas, y todo ello gestionado por una agencia formada por funcionarios y representantes de los damnificados.

Viero Hernández ve encomiable que «una sola persona por su cuenta ha hecho los cálculos, valorando en 800 millones de euros el coste de que todo el mundo aceptara ser expropiado, pero como habría una parte que no quisiera otra que sí, esta liberaría espacio para quienes optaron por volver a las coladas». «El presidente del Cabildo palmero presume de haber gastado 600 millones, pero no se ha solucionado nada», apostilla.

Insuficiente participación ciudadana

La propuesta de ordenación del suelo que contiene el borrador del proyecto del ley.

Otro aspecto que ve insuficiente este arquitecto es el de la participación de los afectados en el diseño de la nueva ordenación:  «La Administración pública tiene medios a coste cero para hacer más participativo el proceso, pero creo que no tiene confianza en sus soluciones, porque son incompletas, defectuosas; y a las reuniones ha ido poca gente». Es más, considera que el proceso por momentos ha estado en «un nivel oscurantista, no dan explicaciones: si preguntas, dicen que solo en las reuniones».

Además, no se han publicado online los planos rigurosos en buena resolución de las zonificaciones para que todos busquen su parcela. «Parece como si no quisieran que lo consultáramos», se queja.

En cuanto a la aplicación de los objeticos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de la ONU, opina que en el borrador del decreto ley para la recuperación de la normalidad residencial «se utiliza con desfachatez, porque ir a una concentración urbana puede ser una idea buena, pero no es la idónea en este caso».

«Si César Manrique lo hizo en Lanzarote, ¿por qué no hacerlo en La Palma?»

Trabajos de una rotonda en la zona de La Laguna. / I LOVE THE WORLD

Preguntado por el diseño y tipología de las futuras urbanizaciones sobre la lava de este volcán, apoya que se guíe por una «sensibilidad» hacia el paisaje y la tradición arquitectónica palmera, «acompañada de una normativa» que ponga ciertos límites a la natural aspiración de los arquitectos a dejar su sello contemporáneo.

«Si César Manrique lo hizo en Lanzarote, ¿por qué en La Palma no se puede también capturar ese estilo palmero?, se pregunta, y a renglón seguido añade que «ya el gen existe, pues en esta isla se cuida mucho el aspecto exterior de las viviendas; incluso gente humilde siempre las tiene bonitas, y yo me enorgullezco de eso».

«Especulación urbanística por la propia Administración pública»

Lo que está claro, enfatiza, es que se deben prohibir «locuras de especulación urbanística, tanto privada como pública, y en este caso se está dando la segunda».

A la cuestión de cuánto y cómo debe protegerse del nuevo paisaje creado por el volcán, apunta que «hay un abanico de alternativas entre dos propuestas extremas, como pueden ser una expropiación total de la zona de coladas, catalogándola como Parque Nacional; y el extremo contrario, no proteger nada y regular con expertos y buenos profesionales las formas en las que nos relacionaremos con el nuevo territorio».

Viero Hernández remata su exposición con una pregunta que no es retórica sino que llama a remover conciencias:  «¿Al final quién no va a apoyar una propuesta valiente, con visión global de la isla y que sea favorable a los damnificados?». Y por ahora -constata con pesar pero también con esperanzas de que  todo cambie- esa propuesta no está sobre la mesa.

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